Conjuntiva

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Conjuntiva

La conjuntiva es el revestimiento delgado y fuerte que cubre la parte posterior del párpado y se prolonga hacia atrás para cubrir la esclerótica (el blanco del ojo). La conjuntiva ayuda a proteger el ojo de cuerpos extraños e infecciones, pero puede sufrir irritación debido a ciertos productos químicos, reacciones alérgicas o infecciones por virus o bacterias. Estas situaciones en general producen dolor, picor y enrojecimiento en la superficie del ojo.

TUMORES DE LA CONJUNTIVA

La conjuntiva es la membrana mucosa que cubre la superficie del globo ocular y la cara interna de los párpados. Los tumores de la conjuntiva son los más frecuentes del ojo junto con los de los párpados. Abarcan un amplio espectro, desde lesiones benignas como el papiloma a otras que pueden poner en peligro la función visual y en aunque en raras ocasiones pueden ocasionar enfermedad a distancia, como el carcinoma epidermoide y el melanoma si no son diagnosticadas precozmente. Pueden originarse en cualquiera de las células que componen la conjuntiva, aunque los más frecuentes son los de origen epitelial y melanocito. Los tumores epiteliales son entre un tercio y la mitad del total, siendo la prevalencia más alta en los países con mayor exposición solar. Con respecto a los tumores melanocitos, la mayoría son benignos (nevus), reconociéndose variaciones según la pigmentación racial y la edad de los pacientes.

Las neoplasias intraepiteliales y el carcinoma epidermoide pueden formar un nódulo gelatinoso o extenderse de forma difusa por la córnea e invadir la superficie ocular, y aunque raras veces producen enfermedad a distancia, pueden invadir la órbita, en incluso el propio globo ocular. El diagnóstico y la biopsia precoz acompañada en ocasiones de tratamientos complementarios como aplicación de quimiterápicos tópicos como la Mitomicina C o el interferón en gotas pueden tratar y prevenir la extensión de la enfermedad.

El melanoma maligno puede originarse de una lesión melanocitoma preexistente (nevus) inerte durante años que puede malignizarse, o surgir de una pigmentación de la superficie ocular que aparece por primera vez en la vida adulta llamada melanosis adquirida primaria, o surgir directamente como un nódulo que crece de coloración variable. Una biopsia puede determinar si la lesión es un nevus, una melanosis adquirida primaria o un melanoma. Lesiones residuales extensas o sospechosas pueden beneficiarse de un tratamiento complementario tópico con Mitomicina C.

Los linfomas pueden aparecer en la conjuntiva como única localización de la enfermedad o pueden ser la primera manifestación de un linfoma sistémico. Suelen aparecer como masa de color rojo-asalmonado. Generalmente, se realiza una biopsia para realizar el diagnóstico y pruebas sistémicas para la detección de posible linfoma en otros órganos que se suelen realizar por un especialista hematólogo u oncólogo. Si el linfoma está localizado solo en la conjuntiva, puede ser tratado localmente con quimioterapia tópica o con radioterapia a dosis bajas.

La mayoría de los tumores de la conjuntiva no producen síntomas y el paciente consulta porque observa la lesión en la superficie del ojo, o son observados en un examen rutinario del ojo.

Los tumores suelen fotografiarse y pueden observarse para evidenciar su crecimiento antes de realizar la extirpación-biopsia, necesaria para confirmar el diagnóstico y realizar el tratamiento adecuado. La interpretación de estas biopsias debe ser realizada por un patólogo experto en patología ocular, ya que las muestras son pequeñas y en muchas ocasiones de difícil interpretación.

Los tumores pequeños se suelen extirpar por completo con un margen de seguridad y en algunas ocasiones se puede aplicar crioterapia. Los melanomas y tumores epiteliales pueden ser difíciles de tratar si son extensos o aparecen en múltiples zonas de la conjuntiva. En estos casos se suele realizar la extirpación quirúrgica de las zonas más sospechosas o accesibles y el tratamiento puede ser completado con quimioterápicos aplicados en forma de gotas que permiten tratar las células que no se han podido extirpar.

En el caso del linfoma, si coexiste con enfermedad en otras partes del cuerpo, se trata con quimioterapia sistémica. Si la enfermedad está solo localizada en la conjuntiva se puede aplicar radioterapia externa o actualmente está en estudio la aplicación de interferón directamente en la lesión.